Sobre mí

La gran aventura de nuestra vida resulta ser un viaje por etapas.

Mi primera etapa y mi gran éxito en la vida fue llegar a este mundo. Pronto, el asombro por descubrir más y más de lo que me rodeaba y lo que nos compone me llevó a aprender sin límites y a vincularme con la educación, la cultura y la bioquímica.

Tras esta segunda etapa en la maravillosa aventura del colegio y la universidad, experimenté que todo ascenso a una montaña cuesta su esfuerzo, pero que luego las vistas nos permiten crecer enormemente.

En esa cima comenzó la tercera etapa de mi viaje personal. Di el paso no a uno, sino ¡a dos nuevos continentes para mí! Durante los seis meses que viví en Australia, experimenté lo que es derribar fronteras geográficas y humanas, y viví allí experiencias que jamás imaginé y que iluminaron mi propio camino. Ese camino hacia mi propio Ítaca, mi propio lugar en el mundo. Ese camino me llevó a Japón, donde viví y trabajé un año con el visado Working Holiday. Desde aquí le recomiendo a todos los menores de treinta años a lanzarse con este visado a uno de los muchos países que lo ofrecen. La vida en este mundo tan diferente me llevó a seguir expandiendo la mente y las oportunidades.

Oportunidad que aproveché para meterme en el mundo de la educación en España, trabajar durante dos años como profesora de Biología y Geología y Física y Química en Secundaria, y ser testigo del crecimiento de cientos de personitas maravillosas. Esta cuarta etapa fue una etapa de gestación. Una etapa para procesar todo el crecimiento interior que había ido experimentando en los años anteriores, y poner conciencia y conocimiento en ello. Ahora, más segura que nunca de querer lanzarme a este camino incierto que es la vida, me adentro en mi quinta y más emocionante etapa para mí.

¡Lanzarme a seguir aprendiendo de otras culturas sin billete de vuelta! La vida es también un viaje de solo ida. Y así quiero vivirla, en ruta. Puedo pararme en estaciones, disfrutar de lo que cada lugar me ofrece. Y luego tomar mi transporte, y seguir avanzando en este camino de la vida. Este viaje, tanto interno como externo, me ha llevado a explorar aquellos lugares donde sentía que tenía que parar sí o sí: el Camino de Santiago, Egipto, Chile…

Y aunque la vida, en principio, sea un viaje en solitario, en cada tramo ya he comprobado que encontraré compañeros de viaje. Algunos necesitarán coger más velocidad y sacarnos ventaja, otros detenerse y disfrutar de su instante, y otros darán sus pasos más lento o incluso con dificultad para aprender lo necesario antes de saltar hacia su siguiente fase. Sea como sea, yo he podido contar y cuento con un gran equipo de amigos soñadores y aventureros ya sea cerca o a kilómetros de mí. Porque así es este viaje: «Sólo tú, pero no tú solo.»

En este blog que he titulado «MI PROPIO ÍTACA» quiero compartir contigo lo que voy descubriendo en mi viaje personal, y animarte así a que te adentres en el tuyo, sea el que sea.

¡Agradecida de que me acompañes!

«Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.»

Kavafis

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